Monsterrat Caballe. Giuseppe Di Steffano. Spain Pressing

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Montserrat Caballé-Giuseppe Di Stefano! Si alguna vez he presentido la insuficiencia del comentario literario que acompaiía al disco en su carpeta, es ahora, cuando se trata de hablar de estos dos cantantcs ilustres que, en plena vigencia de sus respectivas personalidades artisticas, figuran ya inscritos en puestos de honor de la historia de la ópera, a la que aportan capitulos de excepcional brillantez y singularidad ganada a fuerza de prodigar arte de la mejor ley. De Montserrat Caballé, como de Giuseppe Di Stefano, pueden, sí, escribirse sensaciones derivadas de sus grandes interpretaciones, pero en realidad lo que mas quisiéramos expresar se nos queda en un propósito impo-tente para traducir la emoción viva, el escalofrío conmovedor y la vibración incontenible que sentimos en el momento de entrar en contacco directo con las veces, la maestria y la inspiración de estos dos artistas entregados a cada recreación con el entusiasmo, el fervor y la ilusión propios de quien ha de ganarse un prestigio que ellos tier..n reconocido y admirado mundialmente desde hace anos.

Así, con ese respeto por la misión que iban a cumplir, con esas ganas de permanente superación, llegaron Montserrat Caballé y Giuseppe Di Stefano a las sesiones de grabación, y pienso que ninguno de los que colaborbamos en la realización de este disco podremos olvidar la tarde del dia 2 de septiembre de 1974, cuando ambos artistas frente a los micrófonos, pendientes del ataque del siempre sensible maestro Masini, no podían dominar la conmoción que sentian al iniciar un trabajo que han efectuado centenares de veces. Pero el hébito en una labor artistica no puede convertir. eri rutina cuando el artista lo es de verdad. Para Montserrat Caballé y para Giuseppe Di Stefano no era «una» grabación; significaba ocra exigencia de arte que impo- Edit.: Ricordi y nían a sus posibilidades, y, como si fuera la primera, sentían la responsabilidad de ser fieles a sus ideales de perfección. Pero existia ocra circunstancia importante: nunca antes habian cantado juntos para un disco. Esta particularidad que en epos producia inocultable ilusión en los demas —músicos y técnicos-- nos hacía intuir la trascendencia que para el mundo de la ópera (hoy y en el futuro, como documento valiosísimo) tiene erta grabación.

Efectuadas las primeras tomas ---en las que Montserrat Caballé y Giuseppe Di Stefano acusaron un admirablc nerviosismo— fuimos conscientes de que tanto afan, tanta voluntad de entrega y tanto desco de hacer bello lo que ya suponíamos perfecto, nos permitida ser testigos de interpretaciones en las que todo seria vivo, palpitante, profundamcnte sentido y expresado con pasión contagiosa. Tanto, que a punto estuvo de malograrse algún registro a causa de los súbitos aplausos de los profesores de la orquesta, que apenas dejaron pausa entre el final de la música y el espontíneo repique de arcos sobre los atriles, en la característica rnanera de aplaudir de las orquestas. Es una anecdota de las muchas que podrian contarse de unas saio-nes donde dos grandes artistas se abandonaron al goce de cantar macho y bien, de expresar intenciones con sutileza seductora, de mimar matices con sentimiento noble y de volar senaibilidad en interpretaciones exultantes de vida y hondamente conmovedoras.

Macho, casi todo, podré el aficionado gustarlo eri la audición del disco. Tampoco a él le sed fícil esplicar ese algo misterioso, envol-vente y turbador que se desprende de los fascinante &Inas crudo. por Montserrat Caballé y Giuseppe Di Stefano, que prueban «ano la inspiración no es esclusiva del autor.

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